«INDUSTRIAS Y ANDANZAS DE ALFANHUÍ», de Rafael Sánchez Ferlosio.

                     978843973216Voy a comenzar la reseña de la bellísima obra  de Rafael Sánchez Ferlosio <<<«Industrias y andanzas de Alfanhuí»>>, atendiendo en primer lugar a su carácter que extraigo de la biografía de J. Benito Fernández, <<«El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio, (Árdora Ediciones).

                   Si dejamos correr la imaginación o alimentar deseos irrealizables, sobre conversaciones literarias, aunque debo decir que ya no alimento el culto al escritor o el deslumbre por los autores, hubiese sido interesante pasar unos días con Rafael Sánchez Ferlosio. Eso sí, tendría que estar siempre callado, observando nada más. Su talento y conocimiento es tan amplio, su entendimiento abarca tantas disciplinas que lo mejor es callarse y escuchar por no incurrir en torpezas, ineptitud o ignorancia. Y por no provocar su carácter: <<«Soy un cascarrabias y tengo mucha mala leche«>>, (p.540), no le importa argumentar cuando no desea asistir a acto alguno. Tampoco le importó mascullar a su  interlocutor Alfonso Carlos Saiz Valdivielso, profesor de Derecho en Deusto el siguiente improperio:<<«Esto es una mierda>>, al rogarle el profesor después de dos horas de conversación que le dedicara el ejemplar de <<«El Jarama»>>, (p.555).  Atendamos a las palabras que vierte el gran pintor de Tomelloso, Antonio López, en su testimonio al  biógrafo Benito Fernández «<<ver su cara de cerca, el tono de su voz…me emociona y a la vez me asusta«>>, (p.557). Y esa mirada enfadada e irreprimible que lanzó a Ana Puértolas la redactora jefe de la revista <<«Viajar»>> por seccionarle uno de los artículos que envió a la redacción: <<«los ojos fieros inolvidables…y el enojo me impresionaron de por vida«>>. Pero sería injusto, además de innoble, no retratar sus muchas virtudes como la de ser amigos de los animales o atender con exquisita   sensibilidad la mirada de los niños. No dudó con la hija de Lucía Serratacó, su nieta, una niña china adoptada, afeitarse diariamente para no dañar la piel de la pequeña por la que sentía verdadera adoración, (p.548). Y hay otras muchas conductas nobles que descarto por ser tantas. Es inevitable hacer referencia al carácter <<«incógnito«>> del gran escritor español Rafael Sánchez Ferlosio para hacernos una idea aproximada de su desconocida personalidad. Pero todo esto apenas tiene importancia si atendemos a su portentoso dominio de la lengua y a su indiscutible talento para la escritura.

            Ya el comienzo de <<«Alfanhuí»>> es un alarde de imaginería literaria, sorpresivamente bello e inolvidable:<<«El gallo de la veleta, recortado en una chapa de hierro que se cantea al viento sin moverse y que tiene un ojo solo que se ve por las dos partes, pero es un solo ojo, se bajó una noche de la casa y se fue a las piedras a cazar lagartos«>>. Otro  capítulo soberbio por su desbordante imaginación es el titulado<<«De los ásperos y grandes lances de la montaña»>>. Atendamos tan sólo a unas líneas por su luminosidad:<<«Así que con lo rojo de los troncos y lo verde de las copas y el verde más claro de los retoños y el gris de las grullas, y lo blanco de las piedras y el brillo de las charcas, con el azul claro del cielo, componíase tanta alegría de colores en medio de las montañas como Alfanhuí no había jamás conocido en otras primaveras…»>> (P.160/161).

                <<«Industrias y andanzas de Alfanhuí»>> que muchos de sus capítulos escribió en un hotel situado en Baños de Montemayor,  es una novela originalísima, <<«inclasificable»>> para muchos analistas,  y seductora, mágica y con el encanto de los cuentos tradicionales. Es un milagro por su exquisita y arrebatadora prosa y su exuberante fantasía  que esconde a un escritor que perfectamente puede estar sentado al lado de los grandes, esto es, de Delibes o de Cela, de Valle-Inclán o de Juan Ramón Jiménez. Se diferencia en esta novela de los grandes por agarrarse delicadamente a la niñez a pesar de ser mayor.  Piensa como Rilke al abrazar la infancia como patria, por eso escribe con la voz y la mirada del niño y ahí está su <<«originalidad»>> viene a decir el gran  maestro Senabre.

                 Ferlosio estudió en el Colegio San José de Villafranca y posiblemente haya sido uno de los personajes de mayor talento que frecuentara sus aulas y atendiese a esos rigores disciplinarios de la época (1942-1945). Después llegaría a ser uno de los grandes  de la literatura española. Ha fallecido el 1 de Abril de 2019. Sirva esta reseña como homenaje.

              Pensaba que la vida de Ferlosio seria plana, aburrida y sin interés, así lo referí en mi reseña sobre <<«El JARAMA»>> y mostraba mi sorpresa que un biógrafo como J. Benito Fernández dedicara tanto tiempo a engrosar páginas sobre este autor. ¡Qué equivocado estaba! Su vida, sus arrebatos, su vestimenta, su sencillez, su vida monacal dedicada al estudio y su talento literario aplasta el aburrimiento y lo desplaza. Y que bien que hiciera caso a Miguel Delibes y escribiera la biografía. No es de extrañar que el propio Delibes dijera :<<«Humana y literariamente, Rafael es un hombre distinto».

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«SANTUARIO», de William Faulkner.


978842040676          <<«Santuario»>> está construida magistralmente. Su historias están bien trenzadas y entretejidas y sus personajes  bien hilvanados, su diseño es original y bello. Lo importante de la novela es la manera de contarlo. Cuando el lector  termina de leer esta novela lo que le satisface y  conmueve es su belleza formal a pesar de tratar un tema tan áspero: la depravación moral de los personajes y de la sociedad. Ciertamente, es un joya literaria.

           El escritor nunca estuvo satisfecho con esta novela que la escribió atendiendo a problemas económicos – se acababa de casar y la sociedad sufría una crisis económica devastadora por esa caída del mercado y que conocemos como el crack del 29. Incluída en ese marco de novela negra la supera a muchas de ese género por la forma tan sorprendente y decididamente bella de estructurar sus historias , de contarla.

            La conducta depravada  de muchos de sus personajes, la realidad vivida en ambientes hostiles, el escenario de personajes sin escrúpulos, asesinos, contrabandistas o alcohólicos, unas conductas arbitrarias y de jueces injustos, mujeres violadas o con carácter de supervivencia, este es el ambiente que nos espera, hicieron que Faulkner, un escritor esencialmente moral, se arrepintiera de escribirla. Parece lanzar un mensaje desesperanzado donde prevalece lo peor del individuo y sus pasiones sobre el bien. De ahí su pesadumbre. Y nunca la valoró. Pero nosotros sí, afortunadamente, como lectores. Y la incluyo ya en ese amplio muestrario de novela canónica.

           La historia que cuenta es la de una joven universitaria, Temple Drake, hija de juez, despreocupada y  vividora, también vital que por causas ineperadas se ve encerrada en el establo de un contrabandista y que se encuentra lamentablemente con un personaje depravado y amoral, de nombre Popeye. Esta historia la entrelaza y teje con sobrada maestría con  otra del abogado Horace Benbow que intenta defender a un inocente, Lee Godwin, por la muerte de Tommy. Con extraordinaria destreza en el uso del tiempo y el espacio irá adelantando y sugiriendo las historias, apenas las presenta y nos la hace ver, las insinua, hasta el soberbio acabado final de la historia y con virtuosa belleza literaria. Otros personajes inolvidables: Isom, el chófer; Minnie, la criada o el Senador Clarence Snopes o Miss Reba regente de prostíbulo y bebedora de cerveza. Y siempre ese Condado de Yoknapatawpha, en Misisipi, donde Faulkner desarrolla todas sus historias. ¡Inolvidable!

         Faulkner Premio Nobel en 1949 nació en Ripley  en 1897 y estudió en la Universidad de Oxford ( el Oxford americano de Misisipi). Falleció en 1962 con sesenta y cinco años de edad. Sus novelas  <<«El sonido y la furia»>>, <<«Santuario»>>, <<«Mientras agonizo»>>, <«Luz de agosto»>> o <<«¡Abasalón, Absalón!>>  lo magnifican y elevan a lo más alto  de la literatura estadounidense del siglo XX.

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