«GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ/MARIO VARGAS LLOSA.DOS SOLEDADES. Un diálogo sobre la novela en América Latina».

Las conversaciones entre Vargas Llosa y García Márquez es pura literatura, una lección magistral nos atrevemos a decir, sin necesidad de asistir a la Universidad, territorio luminoso, de investigación y conocimientos, además de necesario; aunque creemos que no tan necesario por aparecer con relativa frecuencia novedades como estas. Decimos esto por compartir la opinión de contraportada de Juan Gabriel Vásquez, novelista colombiano, al escribir:<<«En este libro hay más lecciones valiosas sobre el oficio de novelista que en cualquier facultad de literatura«>>. Por no asistir a la Universidad nos perdemos al gran seductor: al profesor; pero en la lectura nos encontramos al compositor, al maestro, al escritor.

La anterior reseña la dedicamos a la correspondencia entre dos gigantes, Miguel Delibes y Francisco Umbral. Hoy traemos a nuestro blog unas conversaciones que se celebraron en Lima en septiembre de 1967, concretamente en la Universidad Nacional de Ingeniería, entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa que se prestó a ser el presentador e interrogador de esas conversaciones, contestando a las preguntas de García Márquez si éste lo requería. No importa el tiempo que haya pasado, nos ha interesado tanto la correspondencia de los escritores españoles como las conversaciones de los autores latinoamericanos por ser cuatro escritores singulares y de creación desmesurada. Pretenden estos libros hablarnos del arte de la creación, hablar de literatura. Por esto nos interesa tanto estas dos novedades a pesar del tiempo transcurrido. Tiempo lo suficientemente alargado para saber que ya casi todos murieron, que fueron distintos en carácter y originales en sus ficciones, afortunadamente.

<<«Fantástica realidad latinoamericana»>>, <<«sucesos extraordinarios»>>, <<«cosas irreales»>>, aparecen con frecuencia en estas conversaciones por ser América Latina un territorio donde realidad y fantasía conviven con una sorprendente naturalidad. Y esto es lo que encierra como creación literaria <<«Cien años de soledad»>>, además de contar el dolor de Macondo, sus guerras civiles y el dolor y miseria que llevaron las plantaciones bananeras. Siempre tuvo en la cabeza García Márquez esa obra maestra, pero necesitó tiempo para encontrar el tono, la belleza, las palabras exactas, esa construcción mágica, y para ello tuvo que escribir antes y practicar con otras historias: <<«La Hojarasca»>>, <<«El coronel no tiene quien le escriba«>>, el cuento <<«Los funerales de la Mamá Grande«>> y la novela <<«La mala hora«>>.

<<«Cien años de soledad»>> la novela central de estas conversaciones y <<La casa verde»>> darían brillo a sus autores y suscitarían lo que se conoce como el boom Latinoamericano que tanto impresionó a Europa y América Latina. García Márquez agradece a todos los escritores que lo precedieron que le enseñaran el camino de vanguardia y de retos, especialmente a su maestro Faulkner; considera, igualmente, que los escritores del boom y los venideros deberían confluir en la << la novela total latinoamericana«>>, en una única novela que lo explique todo, con las <<«singularidades estéticas«>> de cada uno.

García Márquez confiesa a los jóvenes universitarios que comenzó a escribir para que lo quisieran los amigos, por la importancia de la subversión en la literatura, y por la necesidad de <<«mejorar la vida de los hombres»>>; pero a mi modo de ver lo que realmente ilumina la conversación, consejo para jóvenes escritores, son estas palabras de un García Márquez ya sintiéndose totalmente escritor, sin fisuras, con plena dedicación:<<«Se aprende leyendo, trabajando, sobre todo sabiendo una cosa: que escribir es una vocación excluyente, que todo lo demás es secundario; que lo único que uno quiere es escribir«>>. La persona que lo escuchaba, el joven escritor peruano, sabía de lo que hablaba el colombiano. Imaginamos al resto de oyentes absortos, totalmente deslumbrados.

Vargas Llosa se alejaría de toda forma de comunismo, alabando las virtudes de la democracia y el liberalismo, y nunca comprenderemos esa cerrazón del genial escritor y Premio Nobel García Márquez por esa <<fascinación por los hombres poderosos«>>, por esos hombres que <<«habían cambiado su entorno gracias a su poder«>> como Fidel Castro. Lo leemos en una entrevista que concedió a «El País»>>algunos años después Vargas Llosa, el escritor nacido en Arequipa (Perú) en 1936, y que se recoge en la páginas finales del ensayo.

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